

Hemos asistido, en el pasado Tour de Francia, a la clásica lucha entre líderes por la sucesión. Mientras Lance Armstrong ya había sido líder del equipo, Alberto Contador no se había consolidado como tal, aún siendo el líder natural de su equipo. El desequilibrio entre ambos viene por la postura del director deportivo del Astana, que se decidió por el viejo líder y arrastró el apoyo de parte del equipo hacia Lance. Una prueba objetiva, el Tour, recorrer en el menor tiempo la misma distancia, ha puesto al líder natural (Contador) y ha desestimado al viejo líder (Armstrong).
Mariano Rajoy se ha mostrado como el líder designado, y pese al último Congreso de su partido que le nombró presidente por mayoría, sigue comportándose como aquél que no tiene los apoyos suficientes para hacer aquello que realmente piensa, al menos a mí me lo parece, sobre todo con el tema de Bárcenas y probablemente con el de Camps. Y la prueba la tenemos en el análisis cuidadoso de los últimos resultados de la última encuesta del CIS, que muestra cómo es mal valorado por sus militantes y hasta por sus votantes. Es decir, que un líder natural en el PP probablemente hubiera sacado más diferencia frente al desgaste que la crisis y algunos de sus errores de gobierno ejerce sobre Zapatero. Y hay que tener en cuenta que las elecciones europeas les ha subido la moral. No hace falta ser un lince para ver que si desde la izquierda fuésemos capaces de volver a ilusionar a nuestro electorado, el PP de Rajoy no ganará las elecciones porque no le consideran como líder.
Llegados a este punto, cabe preguntarse por los líderes naturales, por los recambios de Rajoy. Doña Esperanza Aguirre está atenta a todo, representa, sin ambages ni tapujos, los valores de la derecha clásica y ultraliberal, y tiene claro que su momento está por llegar pronto o no lo tendrá. Es la líder natural, la que reconoce una parte importante del partido y la que representa el relevo de los valores que Aznar aplicó durante su etapa de gobierno. Y estos fieles apoyos (sobre todo en Madrid) sólo se olvidarían de ella (de Esperanza) ante la vuelta de Aznar, aunque fuese en forma de Botella.
¿Y alguien sabe dónde anda el otro líder?. Sí, hablo de Alberto Rúiz Gallardón, que con la escusa de la candidatura de Madrid para el 2016, se quita del medio en tiempos turbios, para que los remolinos del caso Gürtel en Madrid, en Valencia y en el seno de su partido, no le afecten ni dañen su inmaculada imagen. Y no nos olvidemos del espionaje en el PP de Madrid, tan cercano y tan dejado por él en manos de su Vicealcalde. Sí, parece que se prepara como alternativa.
Necesitan una prueba objetiva para tener líder, pero como esperen a las elecciones generales...



Necesitan una prueba objetiva para tener líder, pero como esperen a las elecciones generales...