Qué no seríamos capaces de hacer por nuestra familia, y más en una sociedad que gira en torno a la muerte y sus muertos. Al menos por decencia, demos sepultura a aquellos que murieron defendiendo la democracia.
Pero la memoria también nos es necesaria para escribir la historia frente a aquellos que tratan de reescribirla, frente a los Cesar Vidal y los Pio Moa que retuercen la historia para llevarlas hacia sus estrafalarias ideas. Frente a estos manipuladores del pensamiento no valen ni los silencios ni la ocultación.
Yo también estuve en Alburquerque en esas primeras jornadas sobre la Memoria Histórica en Extremadura y me emocioné con las vivencias de los que tras 73 años aun buscan a sus familiares.
Os dejo con la introducción que mi primo hizo en uno de los debates que coordinó. Creo que expresa bien lo que pienso.
La resolución aprobada por el pasado 37 Congreso Federal del PSOE, dentro del apartado denominado Nuevas Políticas e Instituciones para una Sociedad en Igualdad dice con respecto a la Memoria Histórica : “Más democracia significa también mejor convivencia. Porque España es, sobre todo, para nosotros y nosotras, los ciudadanos y las ciudadanas que la viven, la trabajan y la conforman. De ahí que, por encima de cualquier otra cosa, busquemos la convivencia entre toda la ciudadanía; la convivencia segura, pacífica y tolerante entre todos los ciudadanos que habitan en España; la participación de todos y todas, a partir del respeto y fomento a nuestro pluralismo ideológico, religioso, cultural, territorial ... en nuestro proyecto común de convivencia, que lo enriquece profundamente. Si democracia es convivencia, también es respeto hacia las leyes, al derecho de ser amparado por éstas. En este sentido, y habiéndose aprobado durante la anterior legislatura la Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, los socialistas reclamamos la necesidad del desarrollo progresivo de esta Ley en un marco de recuperado consenso sobre una materia que no debe ser motivo de división entre los españoles, sino todo lo contrario”
Nuestro Gobierno alega, frente a las críticas impulsadas desde la derecha y sus medios afines, que es necesario recordar para no volver a cometer los mismos errores, y argumenta que la oposición no entiende que esta Ley pueda no reavivar viejas rencillas, sino cicatrizar las heridas de una gran parte de españoles que tienen que cargar con el olvido y con la humillación que supuso la derrota y la posterior represión.
Debemos los socialistas, por tanto, ser conscientes que todo lo que hagamos, por insignificante que parezca, será un inicio, un preámbulo para satisfacer las ansias de justicia, dignidad y reparación. Que todo lo que hagamos por honrar a nuestras víctimas y familiares será escaso en comparación con su esfuerzo y su sacrificio, pero, igualmente, que por poco que avancemos, les parecerá mucho a ellos, acostumbrados a décadas de silencio y olvido.
Hemos de tener como uno de nuestros objetivos el conseguir que la Memoria Histórica se convierta en una verdadera seña de identidad de la militancia por el componente ideológico y sentimental que su conocimiento conlleva, al tratarse, fundamentalmente de restituir la dignidad de los represaliados durante la guerra civil y la dictadura franquista, socialistas en su mayor parte.
Sabemos, no obstante, que estamos tratando un asunto complicado y delicado que debe abordarse de forma exquisita y clarividente, sin perder de vista que nuestro objetivo final no es otro que el de restablecer la dignidad y la justicia, fomentando la convivencia ante todo, pero dejando clara nuestra postura como socialistas que no es otra que asentar los valores que nos inspiran sobre el conocimiento, no sobre el olvido ni la impunidad.
Estimamos que el debate que se encuentra abierto en la sociedad española no es contraproducente, sino esclarecedor. No debemos tener reparos en afrontarlo con valentía y audacia, sin complejos, pues mediante el mismo tenemos ganada la batalla moral y partimos con la ventaja de marcar los tiempos de la iniciativa política.
Los socialistas hemos de asumir todos los días del año, no sólo en una fecha concreta, que la bandera del recuerdo debe sobreponerse a la del olvido y la amnesia. Sin complejos y de forma decidida, hemos de reivindicar como nuestros a los que en aquellos fatídicos años dieron su vida por la defensa de los mismos ideales que a sus herederos, nosotros, muchas décadas después, nos reconfortan, impulsan y guían.
Abordemos, pues, este delicado tema desde un punto de vista ético, comprometido y sin tibieza ni ambigüedades, y no sólo desde una óptica meramente estética y formal. Se lo debemos, entre otros, a Sinforiano Madroñero, Nicolás de Pablo, López Alegría José González Barrero, Méndez Lemus y a tantos cientos y miles de compañeros/as anónimos asesinados por pensar como mis ascendientes Enrique Velázquez, Anacleto Moro, Alfonso Bohoyo y Antonio Bohoyo. También se lo debemos a Isidoro Bohoyo, mi querido abuelo paterno, fuente limpia y pura de la que manaba el socialismo que bebí.
Un saludo y ya estoy de vuelta