




Necesitan una prueba objetiva para tener líder, pero como esperen a las elecciones generales...
Impresiones de ciencia, investigación, política y sociedad. Mucho, por cierto. Con respeto, todos podéis entrar a comentar sobre estos temas.
Nuestro Gobierno alega, frente a las críticas impulsadas desde la derecha y sus medios afines, que es necesario recordar para no volver a cometer los mismos errores, y argumenta que la oposición no entiende que esta Ley pueda no reavivar viejas rencillas, sino cicatrizar las heridas de una gran parte de españoles que tienen que cargar con el olvido y con la humillación que supuso la derrota y la posterior represión
Debemos los socialistas, por tanto, ser conscientes que todo lo que hagamos, por insignificante que parezca, será un inicio, un preámbulo para satisfacer las ansias de justicia, dignidad y reparación. Que todo lo que hagamos por honrar a nuestras víctimas y familiares será escaso en comparación con su esfuerzo y su sacrificio, pero, igualmente, que por poco que avancemos, les parecerá mucho a ellos, acostumbrados a décadas de silencio y olvido.
Hemos de tener como uno de nuestros objetivos el conseguir que
Sabemos, no obstante, que estamos tratando un asunto complicado y delicado que debe abordarse de forma exquisita y clarividente, sin perder de vista que nuestro objetivo final no es otro que el de restablecer la dignidad y la justicia, fomentando la convivencia ante todo, pero dejando clara nuestra postura como socialistas que no es otra que asentar los valores que nos inspiran sobre el conocimiento, no sobre el olvido ni la impunidad.
Estimamos que el debate que se encuentra abierto en la sociedad española no es contraproducente, sino esclarecedor. No debemos tener reparos en afrontarlo con valentía y audacia, sin complejos, pues mediante el mismo tenemos ganada la batalla moral y partimos con la ventaja de marcar los tiempos de la iniciativa política.
Los socialistas hemos de asumir todos los días del año, no sólo en una fecha concreta, que la bandera del recuerdo debe sobreponerse a la del olvido y la amnesia. Sin complejos y de forma decidida, hemos de reivindicar como nuestros a los que en aquellos fatídicos años dieron su vida por la defensa de los mismos ideales que a sus herederos, nosotros, muchas décadas después, nos reconfortan, impulsan y guían.
Abordemos, pues, este delicado tema desde un punto de vista ético, comprometido y sin tibieza ni ambigüedades, y no sólo desde una óptica meramente estética y formal. Se lo debemos, entre otros, a Sinforiano Madroñero, Nicolás de Pablo, López Alegría José González Barrero, Méndez Lemus y a tantos cientos y miles de compañeros/as anónimos asesinados por pensar como mis ascendientes Enrique Velázquez, Anacleto Moro, Alfonso Bohoyo y Antonio Bohoyo. También se lo debemos a Isidoro Bohoyo, mi querido abuelo paterno, fuente limpia y pura de la que manaba el socialismo que bebí.